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¿Podemos mejorar la calidad de nuestros alimentos cuando la mano de obra es cada vez más escasa?

Los Países Bajos figuran entre los países con los alimentos más seguros del mundo. También nos gustaría mantener este estatus. E incluso mejorarlo. Pero ¿cómo conseguirlo cuando la mano de obra es cada vez más escasa?

La solución: automatización y robotización.

Autor: Harold Brummelhuis

¿Qué son las fábricas oscuras?

Las fábricas oscuras son fábricas donde las luces están apagadas. Donde no hay más gente en la planta que para mantener las máquinas. Cada vez se dice más que son las fábricas del futuro. En el sector alimentario ya no se puede ignorar la automatización. Un robot clasifica y envasa frutas y verduras más rápidamente que un ser humano (1). Esto se debe a que un robot trabaja a una velocidad constante y no necesita pausas. Además, los robots tienen una tasa de error menor, lo que los hace muy fiables. Algunas personas temen que los robots en la industria alimentaria provoquen pérdidas de puestos de trabajo. Por el contrario, otros creen que los robots son necesarios para mantener la calidad y seguridad de nuestros alimentos.

1) Fuente: Rabobank, La robotización está cambiando el mercado laboral.

 

Distinción entre robots y cobots

Pero antes, hay que distinguir entre robots y cobots. La robotización consiste en que los robots sustituyan a los humanos en una parte definida del proceso. Por así decirlo, tienen una extremidad que puede realizar un trabajo físico. Pensemos en recoger y empaquetar una manzana.

En la cobotización, los robots trabajan junto a los humanos para acelerar los procesos. Este cobot (robot colaborativo) se adapta a los movimientos del humano y así trabajan simultánea y conjuntamente. El cobot hace el trabajo que es demasiado pesado o repetitivo para los humanos. Mediante sensores, el cobot tiene "tacto", lo que le permite corregirse mientras trabaja o incluso detenerse en situaciones peligrosas. Un robot, en cambio, se limita a continuar el trabajo estandarizado. Además, un cobot es más versátil y puede aprender fácilmente nuevas tareas, lo que lo hace utilizable en distintas partes del proceso.

Así pues, los robots y cobots parecen ser el complemento ideal en un proceso de producción. Sin embargo, también plantean algunos retos. A continuación analizamos los principales retos que plantea la implantación de robots/cobots.

 

Los cinco mayores retos de la automatización y la robotización.

 

1. Trabajar en función de los datos para mantener la calidad

En el caso más extremo, el uso de robots elimina todo contacto humano a la hora de clasificar y envasar alimentos. El inconveniente es que, además del contacto humano, también se elimina el control humano. Esto garantiza que las capacidades de la máquina y el proceso sean completamente correctos. Como se utilizan máquinas (robots), se pueden obtener muchos datos. El análisis de todos estos datos de las máquinas ayuda a comprender mejor el proceso de producción. Así, cada paso del proceso de producción puede registrarse e incluso optimizarse. Pero luego hay que compartir y utilizar estos datos de las máquinas. Y la industria alimentaria suele ser un poco conservadora en este terreno. Una vez comprendidos los datos de las máquinas, se dispone de abundante información para optimizar los procesos empresariales. De este modo, se puede preservar al máximo la calidad del producto.

 

2. La higiene sigue siendo crucial

La ausencia de contacto humano reduce el número de bacterias que llegan a las frutas y hortalizas a través de las personas. Otra ventaja de que haya menos bacterias es que las frutas y hortalizas se conservan más tiempo, lo que se traduce en un aumento de los días de venta y, por tanto, de las ventas. Pero las bacterias también pueden estar en los robots. Los patógenos no suelen ser visibles, pero pueden estar en plásticos y gomas o en lugares fríos y húmedos (2). Por ejemplo, también en el plástico o las gomas de los robots. Es importante que los robots se utilicen y limpien con atención, para que la posibilidad de que haya patógenos en una máquina sea la menor posible. Ya existe legislación europea al respecto, y se espera que las leyes y normativas sobre higiene para robots en la industria alimentaria no hagan sino endurecerse en el futuro.
2) Fuente: Voedingscentrum, Listeria

 

3. Se necesita mano de obra cualificada

Los robots deben realizar cada vez más tareas diferentes y ser multifuncionales. Lo importante aquí es que el personal entienda y pueda manejar estos robots. Hoy en día, no se trata sólo de encender o apagar un robot preprogramado. Es colaborar, controlar y corregir una máquina. Para ello hay que saber utilizar y manejar bien un robot. Cada vez se presta más atención al desarrollo de software que garantice que un robot sea lo más fácil de entender y manejar posible.

 

4. La seguridad en el trabajo adquiere una dimensión adicional

Los cobots, que cada vez realizan más tareas de forma autónoma, aumentan los riesgos para la seguridad. Las máquinas robóticas tienen que cumplir ciertas normas internacionales de seguridad, tanto generales como específicas de cada máquina. Pero los proveedores no pueden comprobar por completo todas las (im)posibilidades de un robot. Parte de la responsabilidad en este sentido recae también en el empresario. Este empresario debe evaluar siempre los riesgos de seguridad y mitigarlos. Además, el empleado que finalmente trabaje con el robot debe recibir la formación adecuada y manejar la máquina de la manera correcta. En el futuro, se introducirán leyes y reglamentos más estrictos también en este ámbito, con el fin de minimizar los riesgos para la seguridad.

 

5. Aplicabilidad a diferentes productos

Pero el mayor reto de la automatización es desarrollar robots que reconozcan distintos tipos de productos. Por ejemplo, que reconozcan distintos tipos de verduras o frutas. En la actualidad se fabrican principalmente robots que pueden trabajar con un solo tipo de fruta o verdura, lo que hace que un robot de este tipo sea muy caro. Tiene que haber una transición hacia robots que puedan distinguir entre una manzana y un plátano, de modo que se fabriquen robots más genéricos que puedan aplicarse a diferentes frutas. En la industria del automóvil, esto ya es muy común: al escanear el número de serie de un coche, la máquina sabe exactamente qué piezas se necesitan con ese coche. En el sector alimentario, la transición no está tan avanzada.

Los dos componentes más importantes para que un robot sea genérico son la Visión y la Pinza de un robot. Mediante la Visión, un robot puede distinguir qué producto tiene delante. Una ventaja adicional de este tipo de Visión es que se escanea cada producto. Lo que también aumenta la calidad de los productos. La fruta podrida se reconoce fácilmente y se selecciona. La pinza es la parte del robot que recoge y sujeta el producto. Debe fabricarse y ajustarse para recoger frutas y verduras de formas diferentes.

En conjunto, los robots y cobots parecen ofrecer muchas ventajas a la industria alimentaria. Sin embargo, también plantean retos. Y aunque los robots y cobots pueden trabajar de forma más eficiente que los humanos, el coste inicial de adquisición e instalación de los robots es elevado. Así que el valor añadido de los robots tiene que estar claro.

 

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Harold Brummelhuis
Principal

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Merijn Veltkamp
Asociado

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Brigitte Huisman
Desarrolladora de negocios